La política desde la Teoría Integral de Ken Wilber

PANORAMA GENERAL DE LAS PRINCIPALES ESCALAS DE LA POLÍTICA

# 1: Interno / Externo:

 

“Uno de los tres ejes que más a menudo se ha identificado con el eje Izquierda / Derecha, es el internalista / externalista. Prácticamente todas las escuelas de izquierda, incluidas la nueva izquierda y la vieja izquierda y todo lo que está en medio, creen en alguna forma de causa externa del sufrimiento humano. Lo que sea que te pase, !no es tu culpa! Es culpa de la sociedad. Cómo curar eso es otra cosa. Pero la causa está clara para la izquierda: es el mal sistema, no viene a causa de  mis falsas creencias, mis valores o mi modo de pensar, lo que causa mis problemas. Del mismo modo, tanto la Derecha antigua como la nueva Derecha creen que la causa del sufrimiento humano es fundamentalmente interna, en uno mismo (es decir, mi modo de pensar y mis valores), desde los valores familiares hasta la ética del trabajo, o la falta del mismo. Por lo tanto, si tenemos que elegir solo uno de estos aspectos, decimos que la izquierda es externalista y la derecha es internalista". La derecha dirá, sufres por ti mi mismo; la izquierda dirá, sufres por esos.

 

Por ejemplo, por qué son algunas personas pobres? El de derechas dirá: como son vagos, no trabajan lo sufientemente duro, o tienen "titulitis", o sólo buscan por ejemplo estabilidad entrando como funcionarios del estado, o son indolentes, o no tienen valores de familia, o no tienen una ética de trabajo apropiada. !Yo trabajé duro por dinero, qué trabajen ellos duro por el suyo!

 

El de izquierdas dirá: son pobres porque están oprimidos, no se les ha dado una oportunidad justa, han sido pisoteados, son victimas, no es su culpa, es de la sociedad.

 

El de derechas generalmente coloca la culpa dentro; el de izquierdas, fuera. Así, tomemos el asunto, por ejemplo, del control de armas. ¿Qué deberíamos hacer para refrenar las casi 50000 muertes por armas anualmente en EEUU? El de derechas dice: los criminales conseguirán las armas de todas formas, así que permitamos a los ciudadanos responsables tener todas las armas que quieran, porque el problema no está ahí fuera de todas formas; mas bien, debemos infundir moral en nuestra sociedad: cría a los hijos para que tengan valores familiares y no irán por ahí matando personas con armas u otros medios.

 

El Demócrata dice: retira todas las armas.

 

En otras palabras, el Republicano piensa que el problema es interno, el Democrata, externo. Y se enfadan mutuamente, enzarzándose en duras discusiones.

 

Tomad como ejemplo los disparos en Columbia, Colorado, donde hubo aquella masacre. Los liberales hacen películas como Bowling for Columbine, que tenía una solución simple para todo este problema: abolición de las armas, punto y final, y esta tragedia nunca habría ocurrido. Los conservadores respondieron furiosos: los criminales obtendrán las armas de todas formas, así que el problema real no son las armas, sino la sociedad liberal que no tiene sentido internalizado de la vergüenza, no creen en el autocontrol ético, etc., y así que deben usar el control de las armas, lo que mas bien invita a la gente a participar en este tipo de narcisismo superlativo.

 

Y así va el debate encolerizado interior-exterior sobre la causa del sufrimiento y los problemas humanos. Desde las armas a la pobreza, al aborto, al desempleo... En bienestar económico, el Republicano quiere: implantar valores de industria o emprendimiento personal, ética laboral, y capitalismo de libre mercado, y los que lo merezcan, prosperarán; el Demócrata quiere: redistribuir la riqueza. En cuanto al aborto, el Demócrata quiere: libre elección de abortar; el Republicano dice: en primer lugar, practica el sexo responsablemente y la abstinencia, y no necesitarás abortar. En cuanto a los sin-techo, el Demócrata quiere: hacer viviendas para los que están sin techo; los Republicanos dicen: enseña valores de autoresponsabilidad y enseña a crear negocio (y valores de emprendedor) y no tendrás muchos indigentes. Sobre el hambre en el mundo, el Demócrata dice: alimenta al hambriento; el Republicano: enséñales a alimentarse a ellos mismos.

 

En cada caso, el Republicano mayormente recomienda cambios interiores, el Demócrata, cambios exteriores.

 

Asimismo, cuando tiene que ver con el cambio social, el Republicano recomienda desarrollo interior (educación del carácter, valores familiares, valores derivados de la Palabra de Dios, diligencia, autoresponsabilidad, ética laboral); el Demócrata recomienda desarrollo exterior (progreso material, redistribución económica, atención sanitaria universal, Estado de Bienestar...).

 

Desde luego, hay toda clase de excepciones y mezclas, aunque muy a menudo, esa es la diferencia básica genuina en la orientación sociopolítica entre derechas e izquierdas

 

El código AQAL de la Teoría Integral de Ken Wilber nos dice que ambas visiones tienen un grado de verdad en ellas. Esa es la primera variable en una Política Integral que tenemos que incluir: el énfasis interno (cuadrantes de la izquierda) versus el externo (cuadrantes de la derecha).

 

 

 

# 2: Individual / Colectivo:

 

Un enfoque integral de la política, por lo tanto, sugiere que ni el individuo ni el colectivo es lo principal; simplemente hay una realidad o acontecimiento, y esa tiene dimensiones tanto individuales como sociales, ambas equiprimordiales, ninguna de las cuales puede reducirse a la otra o elevarse por encima de la otra. Por lo tanto, cualquier teoría política que desee concordar con la arquitectura integral de la realidad, o simplemente la naturaleza de la experiencia presente, debe equilibrar armoniosamente tanto individual como colectivamente, lo privado y lo público, lo subjetivo y lo intersubjetivo, y no ignorar ninguna de esas partes, o intentar reducir o minimizar la otra parte o utilizar una de esas perspectivas para vencer a la otra.

 

Pasemos ahora a ver con más detalle los 4 cuadrantes de la realidad que descubrió Ken Wilber, y como influye este simple descubrimiento en la manera de ver la política.

 

 

LOS 4 CUADRANTES O DIMENSIONES: ¿CUÁL ES LA CAUSA DE LOS PROBLEMAS?

 

 

  1. Los cuadrantes del interior (los 2 de la parte izquierda) y del exterior (derecha del recuadro) constituyen el eje de causación social también llamado eje internalista/externalista (o a veces, coloquialmente, el eje naturaleza/ambiente), que responde a la pregunta: ¿cuál o qué es la causa primordial del sufrimiento humano, el mundo interno o el mundo externo? Naturaleza o ambiente es un debate sin fin porque, de acuerdo a la Teoría Integral AQAL, ninguna parte puede ganar nunca. Ambas tienen razón.
  2. Los cuadrantes superior e inferior constituyen el eje individual/colectivo (o el eje individual/comunal), responden a la pregunta: ¿quién tiene la soberanía ultima, el "yo", el individuo o el Nosotros, las personas como colectividad? ¿Los derechos humanos del individuo o los derechos sociales del colectivo? ¿Lo privado o lo pública (holón individual u holón social)? 

 

# 3: Tipo de cambio que se desea. Transformación / Traslación (progresista / conservador):

 

Un holón saludable se enfrenta a dos opciones básicas: la transformación ascendente, impulsada por el impulso que diversos filósofos han llamado Eros, o la traslación saludable, impulsada por el impulso de Ágape. Por lo tanto, el eje de transformación / traslación (o traducción) en la práctica saludable es esencialmente el mismo que el eje progresista / conservador y, cuando se usa en ese sentido, se trata del tercer eje mayor en politología integral".

 

Traslación (cambio en un mismo nivel, vía autonomía personal o comunión colectiva) o en la transformación (cambio entre niveles (que en el punto #4 describiré), vía progresión o regresión). Esto nos da 3 ejes adicionales (2 de ellos considerados menores):

 

¿Quiere un holón transformarse o trasladarse (hacer cambios en un mismo nivel)?

 

En el eje transformación/traslación:

  • Si se quiere actuar en la traslación, ¿queremos hacerlo primordialmente vía autonomía personal o comunión colectiva?
  • Si se quiere transformación, ¿queremos transformación hacia arriba o hacia abajo (en breve veremos como va ese eje evolutivo), progreso (evolución) o retroceso (involución)? Sería el eje progresivo/regresivo (que más adelante examinaremos). 

Las 2 opciones de dirección vertical (traslación/transformación) saludables para un holón funcional son:

  • permanecer en un nivel dado (traslación conservadora: por el impulso de Ágape (amor por lo que ya hay o por lo anterior) o
  • transformarse hacia un nivel superior (transformación progresista, Eros).

Eso es, dicho en palabras que os serán más familiares en la nomenclatura política, el eje progresista/conservador.

 

 

# 4: Altitud (olas del desarrollo social). Niveles y líneas:

 

“Cada holón posee esos tres ejes principales (internalista / externalista, individualista / colectivista, progresivo / conservador) que acabamos de ver, aunque, como siempre, todos ellos existen solo en una altitud evolutiva determinada, por lo que es necesario especificar la altitud de cualquier idea política o movimiento, tanto en su teoría como en su praxis. ¿De qué nivel brota? ¿A qué nivel sirve? Esta es la escala de niveles (# 4, o la cuarta y última escala principal que usamos). Esta escala es muy importante, porque los valores más básicos de un movimiento político (no sus valores particulares, sino sus valores más fundamentales) se establecerán según su altitud. Después de todo, uno puede ser ámbar progresista, naranja progresista, verde progresista, turquesa progresista, etc. O uno puede ser ámbar conservador, naranja conservador, verde conservador, etc. De la misma manera, uno puede ser ámbar colectivista, naranja colectivista, verde colectivista, etc. O ámbar externalista, naranja externalista, verde externalista, etc. "Ser colectivista o conservador o progresista, y así sucesivamente, suele ser insignificante en relación con su altitud, aunque todos ellos son importantes y necesarios para una indexación integral".

 

 

Breve resumen de los niveles o estratos del desarrollo: 

  

Como ejemplo de los niveles de consciencia en política, nos centraremos en un área que está dramáticamente afectada por los niveles, la evolución de los valores. Y lo haremos así mediante una revisión breve de la historia o genealogía del movimiento evolutivo en occidente, dando una visión panorámica, es decir, una generalización orientadora muy amplia, que es divisada usando el Código AQAL.

 

 

 

Las fases de desarrollo iniciales son conocidas como “egocéntricas” porque no pueden, aún, tomar el rol del otro o ver el mundo claramente a través de la mirada de los demás, ni “ponerse en los zapatos del otro”. Las primeras sociedades humanas (y aquí hablamos de las poblaciones indígenas originarias, hace cerca de medio millón de años, y no de la población indígena de la manera que existe en el mundo de hoy, donde ha seguido evolucionando) eran tribales (y tribalmente egocéntricas), con una capacidad de manutención ecológica de alrededor de 40 personas. El pensamiento está usualmente impregnado de fantasía (o “cognición preoperacional”) y es usualmente llamado “mágico” (como en el vudú, donde si se hace un muñeco que representa a una persona real y se le clava una aguja, se hiere “mágicamente” a la persona; si se hace una danza de la lluvia, se obliga a la naturaleza a que llueva); la identidad es sin duda egocéntrica. Cuando las tribus se encuentran entre sí (lo que en algunos lugares era raro), no estaba claro cómo debían interactuar, ya que la forma de relación más importante era la de sangre o parentesco, y las tribus no estaban emparentadas; a menudo, lo que había, en cambio, era guerra, o la toma de la otra tribu como esclavos (cerca del 15 por ciento de las tribus originales tenían esclavitud; y, ahora que hemos corregido académicamente la visión romántica de aquel período histórico, podemos afirmar que la guerra era algo común).

 

A medida que el desarrollo evolutivo continuó a través de varias fases intermedias, un hito sumamente importante fue la emergencia de una capacidad cognitiva más compleja, que resultó en lo que el genio del desarrollo Jean Gebser llamó “mítico” (Piaget lo llamó “operaciones concretas” y James Fowler una concretización “mítico-literal”, lo que puso en marcha la mayoría de religiones fundamentalistas que surgieron en muchas zonas en esa época; la versión cristiana de lo mítico-literal, por ejemplo, cree que cada palabra en la biblia es literal y absolutamente real, la palabra de Dios mismo, por lo que Moisés en realidad partió las aguas del Mar Rojo, Cristo en realidad nació de una virgen biológica, etc.).

 

Aquí se entendía que los seres humanos simplemente no disponían de magia ni poderes milagrosos en un sentido real (los humanos cuanto más intentaban hacer actos mágicos, más veían que fallaban), aunque la magia era demasiado atractiva para dejarla de lado totalmente. En cambio, fue transferida a una gran variedad de seres supranaturales: dioses y diosas y espíritus elementales, quienes sí podían hacer magia. Más aún, estos seres realizarían actos de magia en tu beneficio si sabías como acercarte a ellos de manera correcta, y fue así como el poder de la magia se transfirió del individuo a varias figuras mitológicas (dando como resultado la transformación de la época “mágica” a la gran época “mítica” que comenzó alrededor del año 10.000 a. C.).

 

Esta fase, con su capacidad cognitiva más compleja, también tuvo la capacidad, por primera vez, de "ponerse en el lugar del otro" y, por lo tanto, su identidad primaria podía cambiar entre el individuo y el grupo (o grupos), no sólo como una tribu simple, sino como una mega-tribu, un imperio de docenas o incluso cientos de tribus, una religión particular que integra a millones de personas, y más tarde, una nación, un partido político, etc. Su identidad se expandió de lo egocéntrico a lo etnocéntrico (basado en raza, color, sexo, creencia, etc.). Esta fase, anclada en la identificación con un grupo especial en oposición a todos los demás, tiene una fuerte mentalidad de “nosotros contra ellos”. Usualmente, se ve y se cree profundamente que el grupo propio es especial, selecto, el pueblo elegido, incluso divino, que Dios mismo los ha identificado con el único grupo santo en el mundo. Todos los demás son infieles, apóstatas, no-creyentes, incluso demoníacos, y usualmente sufrirán en el infierno o en incontables reencarnaciones posteriores.

 

Históricamente, cuando esta fase etnocéntrica apareció, no era pecado matar infieles. De hecho, como un “otro” que era absolutamente malo, tales infieles no tenían alma y, por lo tanto, no sólo está bien matarlos, sino que es lo recomendable, ya que los regresará de vuelta con el verdadero Dios que han negado con tanta ignorancia en esta vida. La actitud general de esta fase, con una gran variedad de nombres, es la de la yihad; la guerra santa. El acercamiento adecuado a un no creyente, en orden creciente de severidad, es convencerlos, convertirlos, torturarlos y matarlos. Pero dejarlos solos con sus creencias erróneas es impío y debe ser evitado a toda costa.

 

La capacidad expandida de esta fase (incluyendo el cambio de la conciencia egocéntrica a la etnocéntrica, formando grandes súper-tribus unidas por una creencia común, un conjunto de reglas y leyes, religión, y/o autoridad) hizo que muchas tribus se organizaran para formar grupos multigrupales, lo que a menudo resultó en la conformación de varios imperios masivos de distintas formas.

 

Así, la era de las civilizaciones clásicas tradicionales y la fundación de las Grandes Religiones (Míticas) aparecía en el horizonte. La esclavitud, la guerra y la tortura alcanzaron su cenit; alrededor del 80 al 90 por ciento de las culturas de oriente y occidente durante esta era mítica etnocéntrica tenían esclavitud, como resultado del encuentro de un grupo o mega-grupo favorecido de seres humanos sobre otro (así mismo, las Grandes Religiones prometieron la salvación, pero sólo si se creía en su versión del Espíritu y se adoptaban sus medios hacia la “liberación”, ya que se trataba, a fin de cuentas, del único pueblo con conexión al verdadero Dios).

 

(Esta fase “ámbar” comenzó con formas de transición, como “mágico-mítica” o culturas “guerreras” de fase roja, alrededor del año 10.000 a.C. y el surgimiento de las grandes civilizaciones de membresía mítica que comenzaron alrededor del año 3-2.000 a.C., alcanzando su esplendor alrededor del año 1400 a.C.

 

En el mundo de hoy, el niño nace en alguna de las fases tempranas egocéntricas y mágicas o “arcaicas”, que dominan las edades de 1 a 3 años, haciendo una transición a lo mágico-mítica alrededor de los 4 u 8 años y, después, surge la fase mítica etnocéntrica entre las edades de 6 a 11, con

varias sub-fases. Cabe advertir aquí, que se han investigado muchas líneas de desarrollo por las cuales evolucionan diferentes capacidades humanas, como por ejemplo el desarrollo cognitivo que hizo Piaget, el desarrollo moral de Kölberg, el desarrollo de los valores de Graves, etc., y cada línea se desarrolla con una cierta independencia. Los adultos pueden quedarse “varados” o “fijos” en cualquiera de esas fases tempranas del desarrollo, aunque mostrar un bajo desarrollo en valores no significa poco desarrollo cognitivo.

 

La investigación de Robert Kegan, de la Universidad de Harvard, muestra que 3 de cada 5 (o el 60%) de estadounidenses, permanecen en las fases etnocéntricas o tempranas del desarrollo en la línea de los órdenes de conciencia. Si piensa que esta fase etnocéntrica, que tiende al racismo, sexismo, patriarcado, misoginia, dominación megatribal, opresión, y religión fundamentalista, se parece un poco al ala dura de los republicanos de EEUU de extrema derecha, y que conlleva al ideario de Trump, estará en lo cierto).

 

A medida que la evolución continuó, eventualmente emergió la capacidad de tomar una perspectiva de tercera persona (o la capacidad de pensar de manera global, “universal” y relativamente objetiva) y no sólo desde la segunda persona (tú, vosotros, vuestro). Esta fue una evolución impresionante, y comenzó a aparecer de manera amplia en la cultura durante el Renacimiento, floreciendo con la Ilustración (que, como todas las fases, tuvo aspectos positivos y negativos; la expansión de la identidad a una forma más amplia, inclusiva y menos opresiva fue muy positiva). Esta fase, a la que Wilber le asigna el color naranja, marcó el nacimiento del periodo comúnmente conocido como “modernidad” y, entre otras cosas, significó la explosión de lo que llegaría a conocerse como las “ciencias modernas” (la química moderna, la física moderna, la astronomía moderna, la biología moderna, entre otras). En general, tales ciencias añadirían tres décadas a la esperanza de vida promedio a nivel mundial, generaron una economía de libre mercado, impulsaron el nacimiento de las naciones estado, acabaron con la mayoría de enfermedades infecciosas que a menudo habían matado a la mitad de la población mundial, y pusieron a una persona en la luna.

 

Esta fase evolutiva también significó que la identidad podía expanderse de lo etnocéntrico (la identidad centrada en “mi grupo especial”) a lo mundicéntrico (basada en “todos los grupos” o “todos los humanos”, que buscaba tratar a todas las personas, no solo a las especiales, sino a todas, de manera justa más allá de la raza, color, sexo o creencia). Este fue un asombroso cambio de valores, de lo etnocéntrico centrado en el grupo, a lo mundicéntrico, centrado en todos los humanos, y por esta razón, durante el transcurso de un siglo (1770-1870), la esclavitud fue abolida en todas las sociedades modernasracionales mundicéntricas del planeta; la primera vez en la historia del planeta que había sucedido esto (y resulta que esto es un hecho clave que no hay que olvidar).

 

(Esta fase es conocida como racional, formal, operacional, centrada en el logro, el mérito, el progreso, la concienciación, y marca el inicio de las fases mundicéntricas, que son llamadas “naranja” en la Metateoría Integral. La mayoría de estadounidenses, incluso si su centro de gravedad permanece en alguna de las fases anteriores, tiene la capacidad de por lo menos pensar desde esta fase naranja. Esta posibilidad racional mundicéntrica emerge hoy en día durante la adolescencia, aunque, de nuevo, si alguien realmente adopta esta fase, o no, como identidad central, varía considerablemente. La mayoría de las personas, aunque no todas, alcanza por lo menos una fase mítico-etnocéntrica de desarrollo central de la identidad; alrededor del 60 por ciento. Sin embargo, más allá, las cosas comienzan a divergir considerablemente, sobretodo en la dimensión de los valores, pues no todo el mundo llega a valores mundicéntricos naranja y mucho menos a los niveles superiores).

 

Esta modalidad moderna-racional fue la vanguardia de la evolución hasta que, en los sesenta, cuando la fase posterior a la moderna (“la posmoderna”) comenzó a emerger a una escala considerable. De hecho, la vanguardia del materialismo naranja, centrada en lo racional, lo industrial y lo científico, comenzó a fallar como tal. Redujo todo conocimiento como conocimiento “del ello”, o a la metodología industrializada-materialista-objetivista, y de la profunda trinidad de lo “Bueno, Bello y Verdadero” se deshizo de lo Bueno y de lo Bello (una catástrofe conocida como el “desencanto del mundo” y el “universo sin cualidades”, al reducirlo casi todo a no más que un montón de realidades reconocidas por la ciencia de la física sensorio motora).

 

El estrato naranja tenía una creencia intrínseca en la moralidad mundicéntrica, o en la idea de que las personas tienen valor intrínseco, más allá de su raza, color, sexo o creencia, y que económica y socialmente todos merecen igualdad de oportunidades; en general, la valía puede vincularse con demostrar mérito, pero había comenzado a eliminar esa creencia rápidamente con la tendencia hacia el positivismo. Y, de manera desastrosa, había construido sistemas de existencia social que, a pesar de que ellos mismos adoptaban una moralidad mundicéntrica, les permitían a las fases etnocéntrica e incluso egocéntrica abrirse paso (y muchos de las empresas científico-capitalistas comenzaron a hacer justo eso, con su avaricia rampante y feroz, competencia hacia un “darwinismo social”).

 

Pero la fase posmoderna (“verde” en la Metateoría Integral) trajo consigo la aparición significativa de la perspectiva de cuarta persona, que tenía la capacidad de reflexionar y analizar críticamente las producciones de la tercera persona “global”, y es aquí donde los posmodernistas (llamados así porque vinieron como consecuencia y crítica de los resultados de la modernidad) verdes decidieron que esta mentalidad racional moderna se había, en demasiados sentidos, desviado de su curso de maneras destructivas y contraproducentes. Esto permitió el surgimiento del movimiento de derechos civiles, el movimiento ecologista mundial (que se hizo más grande que cualquier partido político en el planeta), el feminismo personal y profesional, el movimiento pro sostenibilidad (en la empresa y en otros sectores). Todo lo que se ha llamado los “muchos regalos de verde”.

 

Y, sin embargo, en el transcurso de tal movimiento, impulsado en gran medida (aunque no lo sabía) por argumentos arcanos de la academia, la versión originalmente sana del pluralismo posmoderno, se volvió, cada vez más, en un relativismo extremo, totalitario, contradictorio y bastante disfuncional, que colapsó, casi completamente, en nihilismo y narcicismo.

 

Es la naturaleza de cada visión de vanguardia, que sus valores, a pesar de que son sólo adoptados directamente por relativamente pocas personas que alcanzan esta fase misma, pueda, sin embargo, abrirse paso o permear la cultura de manera amplia. (Por ejemplo, cuando la vanguardia era originalmente mundicéntrica, cuyos valores mundicéntricos o de que “todos los humanos deben ser tratados igual”, incluyan inherentemente una actitud abolicionista. En la Guerra Civil de Estados Unidos se luchó para terminar con la esclavitud, y casi un millón de chicos "blancos" murieron en la lucha para acabar con la esclavitud de los negros. Y, sin embargo, no más del 10 por ciento de la población se encontraba en la fase naranja del desarrollo de los valores. Pero tales valores se habían abierto paso en la cultura del norte de los Estados Unidos, y muchos estaban dispuestos a morir por ellos. Así como en las revoluciones francesa y estadounidense, que marcaron el derrocamiento de la aristocracia-monarquía ámbar por la democracia naranja).

 

Pero esta “filtración de valores” ocurriría sin importar si este valor filtrado fuera realmente bueno o realmente absurdo. Y una filtración realmente absurda es lo que la fase verde-tardía, disfuncional y enferma, le dio a la cultura mundial: la idea de que “la verdad no existe”. Esta actitud de la posverdad comenzó a filtrarse en toda la cultura y, de muchas maneras, logró permanecer seriamente de manera global, de tal manera que pilló a naranja (y a la parte sana de verde) completamente por sorpresa (y básicamente siguen sin tener idea de cómo surgió y como solucionarlo, gracias a una vanguardia decapitada que fue en sí misma la raíz del problema).

 

Permítanme terminar este apartado con el logro más importante del desarrollo humano hasta la fecha, porque a pesar de que verde es la fase de vanguardia en el mundo actual (con alrededor del 20-25 por ciento de la población), existe, sin embargo, una fase superior, que hemos mencionado brevemente, que ha comenzado a emerger en un número todavía reducido de personas. Hace dos o tres décadas los investigadores comenzaron a notar el surgimiento de una fase que, en su formación, era muy confusa. Cada fase hasta ahora tenía una característica en común: cada una creía que su verdad y sus valores eran los únicos válidos y que todos las demás estaban equivocados, eran infantiles, absurdos o totalmente falsos. Pero esta nueva fase tiene una cualidad radicalmente diferente: cree que todas las fases previas son significativas en algún sentido, que todas son importantes y que todas deberían ser incluidas e integradas con sinceridad. Por esta razón, generalmente se le llama “integral”, “sistémica”, “integrada”, etc. Pero marca una nueva y radicalmente diferente fase evolutiva, única en toda la historia de la humanidad. Clare Graves, pionero del estudio del desarrollo, le llamó “cataclísmica” y “un salto monumental de significado”. Se estima que alrededor del 5 por ciento de la población occidental ha alcanzado esta fase de desarrollo

 

Ahora continuemos analizando algunas políticas, aunque notando la peculiaridad de que estoy hablando concretamente de EEUU, aunque fácilmente extrapolable a otros países. La corriente principal de republicanos (o conservadores) tienen valores tradicionales muy fuertes. Por tanto, cuando dicen que el carácter cuenta, o que quieren inculcar valores en las persona, o que son el partido de los valores, casi siempre quieren decir solo valores tradicionales (estrato ámbar), valores etnocéntricos: nacionalismo, valores de familia, militarismo, patriotismo, patriarcado, mandatos bíblicos y moralidad de autoridad. NO quieren decir valores postmodernos pluralistas, valores egocéntricos, valores integrales, etc.

 

Esa clase de movimiento político tradicional-conservador, fundamentado originalmente en la pertenencia mítica y el sistema de valor del estrato evolutivo al cual el filósofo Ken Wilber le ha designado el color ámbar, fue la forma de gobierno dominante para la mayor parte la la historia civilizada de la humanidad, oriental y occidental, desde el gran Periodo Axial (alrededor del siglo VI a.C.) hasta la Ilustración en occidente. Esta estructura de valor ámbar, y los sistemas de gobierna que soportaba, fueron los de los grandes imperios y las antiguas naciones, orientales y occidentales, del norte y del sur, siendo Roma una de las más poderosas.

 

Eran sociedades agrarias (cuadrante inferior derecho), y por tanto tenían una cultura mítica y de pertenencia correspondiente, de valores ámbar o tradicionales (en el cuadrante inferior izquierdo), lo mejor y más saludable que había surgido en aquellos tiempos. Esas culturas tuvieron algo de belleza y maravilla. Desde luego, previo a esas sociedades ámbar, tradicionales, etnocéntricas, agrarias, estaban mayormente las sociedades del estrato rojo, etnocéntricas de poder bruto y humanos esclavizados, todos con armamento tribal preparados para guerrear con otras tribus, y anarquía social frecuente.

 

De vez en cuando un partido político de hoy atraerá al instinto rojo anárquico, tribal y poderoso de las personas, especialmente hombres, pero hay pocos gobiernos en el mundo de hoy que puedan sustentar estos valores por si mismos, aunque algunas dictaduras -como la de Saddam Hussein- estuvieron horriblemente cerca de eso. Y cuando vimos la ruptura de la Unión Soviética, con sus totalitarismos ámbar -mucho de ese totalitarismo tenía que ser desmantelado, y no ocurrió siempre así- y en vez de transformación hacia arriba, hubo zonas de transformación hacia abajo (involución), una pérdida de altitud; y así, aveces, cuando ámbar se desmorona, rojo sale a flote y, por ejemplo, la mafia rusa es ahora la sociedad roja tribal más temida del planeta.

 

Pero el punto más importante es notar que, precisamente como el espectro de la consciencia y la espiral de valores son constantemente regenerados -todo el mundo nace en el nivel 1 y empieza su crecimiento a través de la espiral evolutiva como existe en su cultura en ese tiempo- entonces, incluso en el mundo moderno naranja de hoy, los valores mágicos/magenta están todavía presentes, y los valores egocéntricos/rojo, y los valores tradicionales/ámbar- y, por tanto, siempre habrá seres humanos que, parando en esas estaciones de valores en sus propias vidas, serán atraídos hacia lideres políticos, filosofías y sistemas que dan voz a estos valores -sus valores-. Y así, como veremos, hay bloques rojo de votantes, y ámbar, y naranja y verde y así sucesivamente...

 

Recapitulando lo anteriormente dicho, el estadio magenta o mágico-animista emergió en los humanos

probablemente alrededor  de 500.000 años a.C. Alrededor del 50.000 a.C., la ola roja había empezado a emerger y a empezar su larga y colorida carrera. Empezando alrededor del 10.000 a.C., con la invención del arado y otras herramientas pesadas para la agricultura, la ola ámbar empezó a emerger, y consiguió una forma madura o dominante durante el primer milenio a.C., con Grecia y Roma siendo típicos ejemplos, y continuó siendo el modo dominante de consciencia ciertamente hasta las naciones nacientes que hubo en Europa en la época del Renacimiento.

 

Sobretodo, el punto más importante a tener en cuenta aquí, es que incluso si la cultura dominante de una sociedad es ámbar, hay sin embargo bolsas de subculturas de todos los estadios más básicos, donde muchas personas todavía se encuentran, y un pequeño porcentaje en unos pocos estadios superiores también. Y así, en una cultura cuyo centro de gravedad es ámbar, todavía hallaremos grandes bolsas de magenta y rojo conviviendo con ámbar, así como algunos naranja y verde. Así, una serie normal de "guerras culturales" siempre se producen de varias formas en toda sociedad. (También

hallamos pequeños bolsas de uno o dos estadios superiores al modo dominante -bolsas desde las que las revoluciones futuras o las transformaciones progresistas nacerán).

 

Sin embargo, la mayoría de sociedades tienen centro de gravedad y, por tanto, un modo dominante de discurso, que especialmente refleja la altitud de los sistemas gobernantes de esa sociedad, y este sistema de gobierno efectivamente margina -y debe marginar- los modos competentes de discurso y poder (aunque lo puede hacer de una forma saludable o no: funcional o disfuncionalmente).

 

Hasta alrededor del 1200 a.C. en occidente, el modo superior principal de consciencia promedio era ámbar tradicional. En sus formas sofisticadas, las grandes Repúblicas organizadas en ese estadio, produjeron las raíces de lo que hoy llamaríamos filosofía política republicana o conservadora, aristocrática, jerárquica, disciplinada, agrario-patriarcal, tradicional, orientada a valores ámbar, con énfasis en la defensa militar, identidad nacional, y religión etnocéntrica.

 

Mas del 90% de tales sociedades tenían esclavitud, como habíamos dicho antes. Pero empezando alrededor del Renacimiento y culminando con la Ilustracion, un nivel enteramente nuevo de valores empezó a emerger -a saber, el sistema de valores naranja, moderno, mundicéntrico- y con él, un tipo radicalmente nuevo de filosofía política nació: el liberalismo.

 

El liberalismo reflejaba muchas cosas a la vez: un paso de las perspectivas etnocéntricas a las mundicéntricas; de la monarquía/aristocracia a la democracia; de la esclavitud a la igualdad; de una sociedad informada por el mito a una informada por la ciencia; de un rol de identidad a una identidad del ego; de los valores etnocéntricos a los valores universales (especialmente la libertad, la igualdad y la solidaridad).

 

En resumen, involucró una transformación vertical en los niveles de consciencia: un paso de ámbar a naranja, de etnocéntrico a mundicéntrico, de convencional a posconvencional. Fue el nacimiento del liberalismo en la Ilustracion moderna.

 

Pero, desde luego, la Ilustración occidental fue muchas otras cosas también, no todas ellas saludables. Lo que llamamos la dialéctica del progreso -la bendición mezclada- de la modernidad: las buenas noticias son que los cuadrantes mismos fueron finalmente diferenciados de una forma consciente a gran escala. Los 4 cuadrantes -o simplemente el Gran Tres del yo, nosotros y ello; o el arte, la moral y la ciencia- fueron finalmente diferenciados y permitieron perseguir sus propias verdades de su propia formas o manera, lo que dio como resultado una libertad y progreso espectaculares en cada dominio. La ciencia, por ejemplo, podía perseguir sus propias verdades sin la inquisición, el arte podía perseguir sus temas naturales en vez de los temas religiosos, y la acción moral podía ser concebida como un derecho natural aparte de un Dios mítico que pone sanciones. Todo en la libertad adquirida por esta extraordinaria nueva diferenciación -lo que Weber llamó la diferenciación de las esferas de valor, que ha sido también llamada la dignidad de la modernidad, que ciertamente lo fue.

 

Lo malo fue que el Gran Tres del arte, la moral, y la ciencia, no solo se diferenció, pronto empezó a disociarse, y esto permitió a la ciencia, en una versión agresiva, y altamente exitosa, colonizar las otras esferas de valor, reduciendo inadvertidamente el arte y la moral -lo Bello y lo Bueno- a meras herramientas de racionalidad instrumental. Esto ha sido llamado el desencantamiento del mundo. Este desencantamiento no fue una definición de modernidad, sino de modernidad insana. Por favor recordad esa distinción, porque cada crítico de la modernidad lo ha olvidado.

 

Pero con respecto a ese desencantamiento, ¿qué ocurrió? Bien, dicho claramente, las dimensiones del yo y del nosotros -los cuadrantes de la izquierda (interioridad)- fueron todos reducidos a marionetas del mundo de "ellos o esos" sensoriomotores y exteriores de los cuadrantes de la derecha: el materialismo científico nació. La versión del mundo chato, plano o superficial nació. Y el liberalismo nació con él. El liberalismo creció en la misma atmósfera chata, la atmósfera que reconocía solo los exteriores, solo la materia, solo las cosas que puedes ver ahí fuera -por eso precisamente, hasta hoy en día, la mayoría de liberales solo puede pensar confortablemente sobre lo que se produce en los exteriores (tal como la economía) para hacer de la sociedad un mejor lugar. Pensar en la acción, regulación, etc., de interioridades  implicaría que algunos interiores son mejores o peores que otros (por ejemplo valores), y los liberales normalmente reculan ante tal implicación, paralizando así inadvertidamente cualquier desarrollo interior efectivo y centrándose casi exclusivamente en la ingeniería exterior de los sistemas sociales.

 

Pero hay también una razón muy positiva para la resistencia liberal en discutir el desarrollo interior, y tiene que ser advertida cuidadosamente, a saber: la separación de la iglesia y el estado. La filosofía política previa (el tradicionalismo conservador), procediendo de la ola mítico-pertenencia (ambar) fue esencialmente una filosofía de la fusión iglesia-estado: el Faraón, César, Zar, o el Rey era o Dios o el representante de Dios, un sistema político de un solo partido de comando y control enchufado en una religión etnocéntrica y en su único e incomparable Dios.

 

El liberalismo deseaba ir más allá desde este gobierno etnocéntrico al gobierno mundicéntrico basado no en los valores míticos religiosos o valores familiares convencionales, sino en las libertades postconvencionales extendidas a tantos individuos como sea posible.

 

Por tanto -y esto es sumamente importante- la posición liberal general definitoria, cuando emergió por primera vez, es que el estado no promoviera oficialmente ninguna versión especifica o privilegiada de como vivir una "Buena Vida" -no promoviera ninguna religión particular- que es a menudo resumido como la separación de la iglesia y el estado.

 

En términos simples, esto significa que el Estado no puede forzarte a pertenecer a ninguna religión. Previo a la modernidad, si pertenecías a cualquier religión diferente a la del estado-iglesia, tu existencia podía correr peligro. A menudo, el jefe de estado era también el líder religioso (como fue en muchos Faraones, Césares, Khans, etc.), y así, estar en desacuerdo con lo oficial, era ser culpable tanto de crimen político de traición, como de crimen religioso de herejía, un castigo doble conocido por su crueldad.

 

Recordad que en las 13 colonias americanas, previas a la constitución, ¡la asistencia a la iglesia semanalmente era obligatoria en cada colonia! ¿Podéis imaginar eso? No ir a la iglesia era una ofensa criminal. Cuando el liberalismo demandó que hubiera separación de iglesia y estado, tales prácticas eran en esencia eliminadas. Esto es establecido por el liberalismo como: el Derecho precede a Dios, lo que significa: es tu derecho elegir tu propia religión, o ninguna religión. Es tu derecho, no el del estado, elegir tu version de la "buena vida". Por tanto, tu derecho precede a lo que otros consideran bueno, y puedes elegir cualquier bueno que quieras; mientras en las culturas tradicionales, la Buena vida precede al Derecho, la espiritualidad del grupo es la que tienes que aceptar, o la Diosa de la tribu es la que debes abrazar, o la religión del estado es la única buena permitida, y no tienes derecho a estar en desacuerdo públicamente con ella o sin castigo severo, como vimos -o pregunta a Galileo,o a al Hallaj, o a Giordano Bruno- por no mencionar a quizas 200.000 paganos y brujas europeas quemadas o apedreadas por no adoptar la Buena vida "correcta".

 

La separación de la iglesia y el estado pone fin a esa persecución. Es tu derecho adorar cuando, donde,a quien, a lo que, y como desees. El liberalismo por tanto recomienda lo que se conoce como la republica procesal (donde el derecho precede a lo bueno), no la republica sustantiva (donde lo bueno precede al derecho); y generalmente defiende las libertades negativas (la libertad de) más coherentemente que las libertades positivas (la libertad para).

 

La posición liberal, por tanto, aboga por un tipo igualdad e incluso de igualitarismo. Pero en todos los casos, el enfasis está en la igualdad exterior y social. Las jerarquias interiores son miradas con sospecha, como los interiores en general. Y, de hecho, en el liberalismo clásico de, digamos, Locke, los

interiores son muy negados, como vemos en la llamada "tabula rasa" en que cada individuo nace con la mente «vacía», es decir, sin cualidades innatas, de modo que todos los conocimientos y habilidades de cada ser humano son exclusivamente fruto del aprendizaje, a través de sus experiencias y sus percepciones sensoriales.

 

Pero hay una gran dificultad con tal liberalismo: la propia capacidad de proteger y promover la igualdad universal es el PRODUCTO o el RESULTADO de varios estadios de crecimiento jerárquico interior (de egocéntrico a etnocéntrico a mundicéntrico -o de magenta a rojo, a ámbar, a naranja-, por eso las democracias representativas no se muestran en ningún lugar de la historia hasta que el nivel naranja empieza a emerger). La posición liberal que dice que todas las personas son iguales, es en si misma un valor élite alcanzado solo por una minoría de la población en la mayoría de las épocas. El liberalismo es el producto de varios estadios jerárquicos principales de crecimiento que entonces se da la vuelta y niega la importancia o incluso la existencia de los estadios jerárquicos de crecimiento.

 

El liberalismo, de esta manera, niega el propio camino que condujo al liberalismo. Y una de las principales razones de que lo haga así, sugiero que es que no solo nació el liberalismo en la atmósfera superior de la consciencia mundicéntrica sobre la consciencia etnocéntrica -un plus significativo- sino que también nació en el clima del desencantamiento del mundo, el clima del mundo chato y superficial, del materialismo científico, del reduccionismo económico, que mantenía que todas las realidades verdaderamente importantes son eventos exteriores/sensoriomotores -una resta significativa-.

 

Incluso los sistemas psicológicos que crecieron con el liberalismo -el empirismo, el conductismo, el positivismo- mantenían que el mundo interior no era nada excepto una serie de cuadros o representaciones del mundo exterior, que es el único mundo realmente real (de nuevo: la ciencia liberal mantiene que solo hay hechos, no interpretaciones: es decir, solo hay exteriores, no interiores reales). La creencia en la tabula rasa era una creencia ampliamente generalizada, y esto solo incrustó el prejuicio de que todas las realidades reales eran exteriores, y por tanto todo cambio social real debe ser exterior.

 

Desde el principio, el liberalismo por tanto entendió mal la génesis de su propia posición. Y falló en entender el hecho de que los valores liberales solo surgen a través de una serie de estadios de crecimiento interiores, anidados y jerárquicos del crecimiento, y los valores liberales son valores emergentes bastante tardíos en esa serie (de infrarrojo a magenta, a rojo, a ámbar, a naranja, en cuyo punto los valores liberales empiezan a emerger).

 

Por tanto el liberalismo -como fue de hecho una ola posconvencional, mundicéntrica, universal de ecuanimidad, justicia y tolerancia-, inmediatamente extendió a todos los otros estadios el estatus de igualdad, incluso cuando esos estadios inferiores, tales como rojo y ámbar, no tienen la intención de devolver el favor y, de hecho, si estuvieran en el poder, aplastarían el liberalismo tan pronto como pudieran. Y cada vez que esos estadios inferiores entran en el poder hoy en día, lo primero que atacan e intentan erradicar son las libertades liberales.

 

El liberalismo trabaja muy duro para destruir el camino que lo produjo. En lugar de desarrollo interior, meramente es recomendado, por el liberal del mundo chato, el desarrollo exterior. La mejora material y los cambios económicos se convierten en los principales objetivos del gobierno, redistribuir la riqueza material, proveer el cuidado de salud física para todo el mundo, proveer el refugio, techo o cobijo físico para todo el mundo, proveer de alimento físico para todo el mundo, proveer bienestar físico para todo el mundo. Todo lo cual es maravilloso, pero en si mismo, esto deja todos los valores, todos los interiores, todos los significados, todas las intenciones, toda espiritualidad, y toda profundidad para los conservadores, que a menudo representan una ola inferior del desarrollo (ámbar tradicional en vez de naranja moderno), ¡aunque al menos no han olvidado los interiores!

 

Hablar de lo interior -hablar de valores, del espíritu, del carácter, de la intención- es así dejado ampliamente en las manos de los conservadores. El liberal entonces mira los valores consevadores típicos tradicionales-ámbar -que son etnocéntricos, nacionalistas, y patrióticos, aunque son adaptativos e inevitables en ese estadio, pero pueden caer fácilmente en homofobia y acoso a los gays, sexismo y misoginia, militarismo e imperialismo- y dice: "si eso es lo que significa instaurar los valores, entonces permaneceré fuera del juego de los valores", fallando en ver que su propia ecuanimidad mundicéntrica es el siguiente estadio en la jerarquía anidada (u holarquía) de valores desplegándose.

 

 

 

El liberalismo así intenta escapar de los valores etnocéntricos, aunque sin abanderan transparentemente sus propios valores mundicéntricos superiores (su plus o lo Bueno de la ola naranja), sino afirmando ser de valor neutral e igualitario, mientras, de hecho, está abanderando el siguiente estadio de las estructuras evolutivas de valores después de ámbar, la siguiente ola de la evolución los interiores (cuadrantes de la izquierda), el filo de la vanguardia y el filo verdaderamente progresivo del desarrollo. Y a esto lo llamaron estar libre de valores y ser igualitario, mientras no es así en absoluto. Es un nivel muy alto de los valores que afirma que no tiene valores -y esta mala comprensión de su propia posición continuaría, y sería amplificada, por el posmodernismo del nivel verde, que, tratando de superar esta contradicción, saltó desde la sartén hirviendo al fuego directo. 

 

El problema es que el liberalismo -abanderando la igualdad- no afrontará el hecho de que es una élite. Es una estructura de valor sostenida por una minoría en la mayoría de culturas, incluyendo la nuestra -si no, ¿que es un elitismo?, pues es el primer sistema de valores que desea trata a TODO EL MUNDO justa y ecuánimemente, incluso aunque estén en desacuerdo con ellos. Incluso si están en desacuerdo contigo y con tus valores, tú, como liberal, les otorgarás igual estatus ante la ley. Pero el número de personas que pueden pensar así -el numero de personas en naranja mundicéntrico o superior -es menos del 50% en EEUU y menos del 30% en el mundo en general. Y el asunto en cualquier evento es que naranja mismo es un logro del desarrollo alcanzado solo en los estadios superiores, y si no llegas a esos estadios superiores, simplemente no generas liberalismo.

 

Así que, si el liberalismo permaneciera en su propia posición más honestamente, admitiría que sus valores son una posición de desarrollo de élite, a menudo alcanzado solo por una relativa minoría de personas, cuyos valores insisten en tratar no solo a esa élite sino a todo el mundo igualmente, algo inaudito de igualdad y generosidad. Es un igualitarismo alentado por una élite.

 

Pero el liberal típico, no entendiendo ambas clausulas, a menudo llega al desastre de la conclusión de que es un igualitarismo sostenido por todo el mundo, o que fácilmente podría serlo. Mientras que, en esta época de la historia (cuando nacieron los valores liberales), muy pocas personas compartían ese valor, y es una pérdida de tiempo insistir que ámbar o rojo acepte tales valores sin una previa transformación mediante educación, etc., y en definitiva... ¡interioridades!

 

Así que, si pudiera desprenderme de mi modo de profesor y ponerme en modo más coloquial, creo que resumiría esto diciendo que el liberalismo es un elitismo que esta abierto a todo el mundo, aunque para llegar ahí y compartir valores mundicéntricos liberales se requiere el desarrollo jerárquico interior, desde egocéntrico a etnocéntrico, a mundicéntrico. Fallando en esa comprensión del desarrollo interior, el liberalismo y sus valores mundicéntricos están condenados al fracaso.

 

Tal es problema, intrincadamente indignante. Aunque cierto. Fallando en entender esa realidad simple del desarrollo, el liberalismo pronto sucumbe al florecimiento del mundo chato. La separación de la iglesia y del estado -la cual es absolutamente necesaria-, degenera en una versión extrema y rancia que equivale a la opresión de todos los interiores, vía pecado no de comisión sino de omisión, una opresión por silencio e ineptitud consecuente. En vez de colonizar una nueva ola de discurso y valor interior -hablar de valores superiores, de lo espiritualmente superior, de forjar un carácter superior, de intención superior-, habla solo de igualitarismo (poco entusiasmado), una pluralidad supuesta de valores iguales entre sí, multiculturalismo sin tracción, y un interminable blablabla sobre la tierra y cualquier cosa...

 

Mientras tanto, a cada modo de interior (es decir a cada nivel de desarrollo), no importa como de vulgar y narcisista y autocomplaciente sea, se le concede no solo igual respeto, sino igual valor, punto y final -y la pesadilla regresiva está a punto de empezar-.

 

Y así el liberalismo clásico, y virtualmente cada variedad de la Izquierda política (más adelante lo explico), cabalando con la psicología del mundo chato, ciertamente trabaja muy duro para menoscabar su propia existencia. Pero permitidme finalizar esta sección repitiendo nuestro punto de partida original: una de las escalas que examinamos en la Política Integral es el nivel de consciencia que esta dirigiendo cualquier movimiento político. Y lo que hemos visto es que los valores Republicanos (de EEUU, pues por ejemplo no los debemos confundir con los valores republicanos españoles naranja)  tradicionales, mayormente proceden de ámbar, y los valores Demócratas liberales mayormente proceden de naranja.

 

¿Qué pasa con el hecho a menudo comentado de que los liberales y los conservadores han cambiado posiciones desde la Ilustración?

 

Sí, y eso no lleva al segundo de los 3 ejes principales que examinamos previamente, el eje transformación/traslación. Aquellos de vosotros familiarizados con la teoría holónica reconoceréis inmediatamente este eje. Simplemente representa la dirección que afrontas en la evolución o desarrollo: Eros o Ágape. ¿Te ocupas más de la parte progresiva o de la parte conservadora del desarrollo? Ahora bien, obviamente, los liberales son normalmente progresistas y los conservadores son justo eso, conservadores. Y ambos son importantes, ¿verdad?

 

Como es bien conocido, Burke, viendo los horrores de la Revolución Francesa dando como resultado el terror, dio la que es todavía quizás la mejor defensa del conservadurismo jamás dada: la sociedad es un sistema incalculablemente perfecto, que está por tanto bastante más allá de la capacidad de cualquier humano o grupo de humanos de entenderla e intentar diseñarla racionalmente, y así debemos confiar en un sentido en la selección natural, o en esas instituciones que se ha demostrado y probado que funcionan en el pasado. Debemos, en otras palabras, conservar esas instituciones que funcionan. Por tanto, el conservadurismo.

 

Aquí nos metemos en un problema terminológico, en que conservador puede referirse a este segundo eje, y también al movimiento político general del Conservadurismo de EEUU mismo que puede que sea o no conservador en ese eje o escala segunda. Así que, pondré en mayúscula los términos Conservador, Liberal y Progresista si se refiere a los movimientos o partidos políticos específicos, y usaré minúsculas para esas palabras si se refieren mayormente a uno de nuestros ejes. (Creo que quedará claro mientras procedamos).

 

Así, para continuar la historia, alguien que sea conservador en este segundo eje, tiende a abanderar solo aquellas prácticas que han demostrado, historicamente, que funcionan. No son progresistas o revolucionarios -mirando al futuro por alguna clase de cambio o salvación-, son tradicionales, incluso reaccionarios, mirando al pasado, buscando establilidad y probada, y reaccionando en contra de cualquier cosa nueva y posiblemente probable de causar desintergación social.

 

De acuerdo a esta visión conservadora, intentar diseñar racionalmente la sociedad es una prescripción para el desastre. La compasión diseñada acaba creando más problemas de los que resuelve, dice el conservador. Salva mayormente la conciencia del liberal, pero conlleva al mundo real hacia un matadero: testigo del Terror. El Régimen del Terror, según los conservadores, incidentalmente, está donde de hecho ponemos terrorismo. El gobierno progresista (o inclinado a la Izquierda) de Robespierre, sistemáticamente, empleó el asesinato de ciudadanos para fomentar la causa de la compasión. Esta actividad es conocida como terrorismo. El Regimen del Terror fue, según los conservadores, la primera acción del primer gobierno progresista o liberal en la historia europea. No es un buen comienzo, ¿eh?

 

Tan importante como el conservar, hay, desde luego, épocas en la historia donde mirar al mañana y ser conducidos por Eros -recuerden que este es nuestro impulso de movimiento hacia arriba o que mira hacia delante, hacia totalidades mayores- es demandado, y no solo abrazar el ayer y a Ágape -o nuestro impulso de movimiento hacia abajo y de mirada hacia atras-. En otras palabras, momentos o situaciones en donde debemos ser progresistas y no solo conservadores. El movimiento de los derechos civiles en Norteamérica, es un ejemplo, a menudo, de esta situación.

 

Y el liberal mismo ha sido, a menudo, asociado con la parte progresista (o dirigida por el impulso Eros) de la política. Mientras Ágape mira hacia abajo o hacia atrás, e intenta proteger lo que ya ha entrado en existencia. Eros mira hacia arriba o hacia adelante y crea nuevas formas, espacios superiores, totalidades emergentes, abrazos superiores: de egocéntrico a etnocéntrico, a mundicéntrico, a kosmocéntrico. Y no se puede hacer una tortilla, sin romper unos cuantos huevos.

 

Los progresisitas verdaderos son siempre revolucionarios, pues buscan evolución. Aunque, desde luego, no todo el mundo que se llama a si mismo revolucionario, es necesariamente un progresista verdadero: muchos revolucionarios están sencillamente en valores de niveles inferiores, pretendiendo ser la voz de niveles superiores nuevos y emergentes, lo cual es exactamente lo que pasó con el Terror de las primeras revoluciones naranja, mientras cada medida de poder egocéntrico (rojo) fue confundida con la compasión mundicéntrica -confundiendo completamente preconvencional y posconvencional-, y hasta hoy sigue ocurriendo en algunas partes.

 

¡Que le corten la cabeza!, desafortunadamente, ha sido la tarjeta de presentación de muchos revolucionarios pretendiendo ser progresistas, aunque de hecho encarnan la peor clase de regresión imaginable. Ya podemos ver la falacia pre/post que vendría a marcar tanto anhelos liberales como progresistas -una confusión que todavía está con nosotros hoy en día, y que conduce, en demasiadas ocasiones, a llamar liberal a muchas cosas que no lo son.

 

Aunque el punto más importante es que, ciertamente, cualquier partido político puede ser situado en estos ejes de transforamción/traslación, progresista/conservador,  y en los ejes interno/externo e individual/colectivo, en cada uno de los niveles principales.

 

¿Quiere, tal partido político, transformación progresiva o conservadora? ¿Hubo una conmutación de valores? Es decir, ¿los valores progresistas liberales tradicionales (u originales) conmutaron hacia los conservadores tradicionales? En cierto sentido, sí. Más concretamente, pasó lo siguiente. La posición progresista antigua acabó cambiando sus valores de progresía, simplemente porque la evolución continúa avanzando, y lo que es nuevo hoy es viejo mañana, y así lo que es progresista hoy puede devenir conservador mañana. Así que este eje mismo es una variable independiente, Eros/Agape, o transformación/traslación, o progresista/conservador, o (r)evolucionario/estacionario.

 

Cuando lo llamamos progresista/conservador, esos términos se refieren solo a ese eje, que es una variable en la matriz AQAL, y, como dije, no a los partidos políticos, que pueden combinar en diferentes grados tales valores. Aunque este es ciertamente un eje independiente, como cuando hablamos de ala progresista del partido Republicano (partido generalmente considerado conservador) o ala conservadora del partido Democrata (partido generalmente considerado como progresista). Así que Izquierda y Derecha no es lo mismo que progresista y conservador, ya que puede haber Izquierda progresista e Izquierda conservadora, así como Derecha progresista y Derecha conservadora.

 

He aquí como la escala progresista/conservador se desplegó históricamente hasta hoy, donde creemos que una Política Integral podría empezar a dar pasos y cambiar las cosas integrandolos o equilibrandolos, y es, de hecho, fascinante.

 

Alrededor de la época justo antes de la Ilustración, el nivel general establecido era el ámbar. Como el nivel establecido era ámbar, entonces ser conservador significaba, desde luego, conservar ámbar, conservar valores ámbar tradicionales. Esa era la parte Ágape de las dos caras de la moneda. Pero la evolución estaba a punto de poner de manifiesto un nivel nuevo y superior de consciencia: el naranja. Y así Eros, o la parte progresista de la misma moneda, pronto pondría de manifiesto una  nueva orientación política, una que conscientemente se refería a si misma como que estaba de parte del progreso: a saber, el movimiento progresista.

 

Y la nueva y emergente orientación política del Liberalismo (o la original Izquierda en genral) a menudo pensaba de si misma, y eventualmente se refería a si misma, como progresista (incluso aunque ese era el único factor -de un solo eje- en su orientación global).

 

Así, el nacimiento del nuevo y superior nivel de consciencia (naranja), y el nacimiento de la Ilustración, fue el nacimiento de una nueva orientación política -el Liberalismo-, que fue originalmente tanto externalista (como todos los partidos de Izquierda) como progresista (por las razones anteriormente mencionadas).

 

En el nuevo y moderno nivel naranja, esta orientación política, por tanto, creía en la moralidad mundicéntrica, posconvencional (todos los hombres son creados iguales); la causa del sufrimiento humano es externa (p.ej., Stuart Mill); fuertemente individualista (en la escala individual/colectivo); y decididamente progresista e incluso revolucionaria en la escala progresista/conservadora o Eros/Ágape, como testifican Francia y Norteamérica. Así que ahí están los 3 ejes y el nivel del Liberalismo original, o de los partidos Izquierdistas generales.

 

Así que, podemos ver que ser conservador, en esos tiempos, era ser ámbar, y ser progresista era ser narnaja. Pero la evolución continua, ¿verdad? Y alrededor de la década de 1960, un nuevo nivel de consciencia empezaba a emerger en la cultura en general, y la Revolución de los 60 empezaba. Si eras joven y progresista, no eras naranja, eras verde. Naranja así se convertía en el nuevo status quoel nuevo stablishment, y... ¡abajo con lo establecido!, ahora significaba abajo con ámbar y naranja. Una nueva ola de revolucionarios barrió las calles de París, en Mayo del 1968, y llevaban la bandera de los valores verde, no los de naranja. Naranja no era el nuevo héroe, sino el nuevo enemigo. Ser moderno (naranja) no fue, nunca más, ser progresista, sino ser reaccionario. El nuevo héroe era post-moderno.

 

Y, como pasa a menudo, ese movimiento progresista-revolucionario sería pillado en un nuevo Régimen de Terror, impulsado por una nueva confusión pre/post -a la que Wilber se refiere como boomeritis (enfermedad de la generación del Baby Boom)-. Este Terror no rompería cuerpos, sino mentes; boomeritis, el nuevo terrorismo, no se llevaría tu cuerpo físico, sino tu carrera y tu cordura.(¿Hemos evolucionado..., o no?).

 

Así que, de nuevo, hallamos que bajo una bandera posconvencional (esta vez, verde), surge una ola preconvencional, egocéntrica, narcisista, roja. Un nuevo "Régimen de Terror" descendería sobre la sociedad, esta vez en las universidades, donde, ¡que le corten la cabeza!, era el grito de guerra de La Universidad de la Sorbona, el asunto de Larry Summers en Harvard es un ejemplo claro, y donde incluso Foucault llamaría a Derrida terrorista.

 

Desde luego, los logros positivos del estrato verde sano deben ser recordados también, que fue lo mejor del movimiento de los derechos civiles. Aunque siempre que te acerques al filo progresista o revolucionario de la política, los valores culturales y la sociedad, ten cuidado con un nuevo Régimen de Terror.

 

¿Y, no hay terrorismo en el lado conservador? ¡Oh sí!, pero por razones diferentes, valores diferentes, e impulsos diferentes. Esto tiene que ver con los dos impulsos a evolucionar o a cuidar lo actual o anterior, Eros en su versión patológica, que se torna en Phobos (lo que conduce al terrorismo liberal o revolucionario), y Ágape en su versión patológica, que se torna en Thánatos (que conduce al terrorismo conservador o de estado). Los resultados, a menudo, parecen lo mismo, pero su psicología es profundamente diferente. Por ejemplo, la parte conservadora nos trajo "diversiones" tales como la Inquisición.

 

El terrorismo patrocinado por el estado es normalmente conservador, y el terrorismo de aquellos que se consideran a si mismos como rebeldes o revolucionarios es progresista o, más bien, les gusta pensar de sí mismos que son progresistas, aunque como ya hemos dicho, tales actos no tengan nada de progresión o evolución. Pero, se ven a si mismos como progresistas y opuestos al conservadurismo en casi todas las cosas.

 

Así que hay 2 tipos principales de terrorismo: el promocionado por el estado, que normalmente piensa en términos conservadores para justificarse a sí mismo; y el terrorismo de los revolucionarios, que normalmente piensan en términos progresistas para justificarse. Ninguno de esos terrorismos es una lucha verdadera por la libertad, la cual siempre es verdaderamente post (verdaderamente una evolución), en lugar de caer en confusiones pre/post.

 

Entonces antes teníamos que progresismo significaba progreso hacia naranja y alejarse de ámbar, y en los 60 significaba progreso hacia verde y alejarse de naranja. Entonces, ¿qué hallamos en el Partido Demócrata de EEUU (o  de Izquierda) de hoy? Dos alas principales: los Demócratas conservadores, que todavía se adhieren a los viejos valores naranja del individualismo, libre albedrío, libre comercio, verdad y justicia individual; y el ala progresista, posmoderna, verde, que desprecia a los representantes Demócratas del viejo orden naranja, y permanecen, en cambio, en los valores verde: valores colectivistas, valores anti-individualistas, antinegocios, anti-capitalismo, anti-racionalidad moderna, basados en cambio en los sentimientos, sensibilidad, enraizamiento en el cuerpo, compartir, multiculturalismo, postmo-versiones de Marxismo, etc.

 

Así, mientras el filo de la vanguardia de antes -el filo liberal- empezó a empujar hacia verde, o sea, el ala progresista del liberalismo empujó de naranja hacia verde, y se convirtió en el ala radical Izquierda o Izquierda posmo-verde, condenando violentamente el occidente moderno, condenanado naranja y todas sus acciones (desde la ciencia hasta los negocios), condenando virulentamente la Ilustración (mediante el mal entendimiento, casi por completo, de ella, y cualquier cosa narnaja, que fue guillotinada), y demandando más estado, o intervención gubernamental, para corregir estos males, mientras que  los liberales de antaño permanecieron con los valores naranja de la Ilustración y sus valores antigobierno hiperindividualista.

 

¿Habréis notado esa brecha entre las alas naranja-moderna y verde-posmoderna de los Demócratas, verdad, y cómo los posmo-verde se llaman a si mismos anti-liberales, significando anti-naranja? Pues bien, esto creó una terrible tensión, e incluso una brecha, dentro de la Izquierda misma, con su base fundamental todavía sosteniendo valores de la Ilustración, naranja, modernos, generalmente pro-occidentales, y su ala más radical abanderando valores posmodernos, verde, colectivos, furiosa y diametralmente anti-occidentales. Ambos son todavía Izquierda, porque ambos son externalistas estrictos, que es el eje principal definitorio de cualquier tipo de política de Izquierdas. Pero estas dos alas Izquierdistas se desprecian mutuamente, casi por completo -es una brecha seria, profunda, y extendida dentro de la Izquierda, y esa falla o brecha soporta el destino de las democracias occidentales.

 

Por eso, en el Partido Demócrata mismo, en Norteamérica, se ha separado completamente verde de naranja, y permanecerá así en el futuro cercano previsible. Aquí es, también, donde el componente de los niveles, otra vez, juega un rol tan importante en la identificación de las orientaciones políticas, porque es la única forma de ver y entender estas dos alas dentro de la Izquierda.

 

Entretanto, igual que los Demócratas tienen alas progresistas y conservadoras, también las tienen los Republicanos (o la Derecha). Los Republicanos conservadores antiguos, están firmemente atricherados en valores ámbar: tradicionales, mítico-pertenencia, fundamentalistas Bíblicos, etnocéntricos, militaristas, nacionalistas, patriarcales, patrióticos. Los nuevos Republicanos (o Nueva

Derecha o neo-cons) no son tradicionales, sino modernos, no son de valores ámbar, sino naranja, hablando en plata, son los llamados Republicanos de Wall-Street, conservadores modernos, mundicéntricos con valores narnaja, los Republicanos de Ayn Rand.

 

Y así, hoy las dos alas principales en la Derecha son ámbar y naranja: ambar, fundamentalista, tradicional, religioso (la Derecha religiosa), etnocéntrico, militarista, patriarcal (anti-aborto y anti derechos gay, a favor de rezar en la escuela y pro seguridad nacional, todo lo cual son sus temas candentes); y naranja, moderno, impulsado-económicamente, mundicéntrico, neo-con, Republicanos de Wall-Street (para los que el aborto no son más que necesidad de más impuestos), no etnocéntrico sino centrado en el mérito, no homo-religioso sino homo-económico, lo cual se ha convertido en lo superior.

 

Así, los propios valores que, hace unos pocos siglos, eran valores liberales del filo de la vanguardia (y literalmente revolucionarios), se han convertido ahora en los valores de muchos conservadores, que, en efecto, empezaron a abrazando y defendiendo los valores de la Ilustración, del individuo y de las prácticas de mercado libre, ¡los valores por los que lucharon tan duramente hace 3 siglos!

 

Desde luego, el otro subgrupo de Conservadores, más influyente, permanecía más cerca de los valores ámbar pasados de moda, por eso, la Derecha política, hoy en día, es una extraña mezcla de ámbar y naranja, igual que la Izquierda política hoy es una extraña mezcla de naranja y verde. (¿Qué los mantiene juntos? Eso es lo que todavía se mantiene: los Demócratas son todos externalistas, y los Republicanos son todos internalistas).

 

Aunque ninguno de ellos ha sido capaz de abarcar la Espiral completa del desarrollo. Y ese es exactamente el problema. Tanto las posiciones Republicanas, como las Demócratas, son parciales, fragmentadas, alienadas y alienantes, pues hasta ahora, ambos son partidos y movimientos políticos de primer grado (después veremos qué significa eso de primer o segundo grado). 

 

Lo que buscamos finalmente es una orientación política que pueda abarcar el espectro completo de los niveles o estratos, y hablar a cada uno de una forma que pueda ser entendida. Necesitamos una política que pueda hablar a magenta, a rojo, a ámbar, a naranja, a verde, a esmeralda, a turquesa, a añil... Y eso es lo que tratamos de hacer, lo cual nunca ha sido hecho antes en la historia: crear una Política Integral.

 

 

PANORAMA GENERAL DE LAS ESCALAS MENORES DE POLÍTICAS INTEGRALES:

 

# 1: Líneas (por ejemplo, "a quien se dirige" y "discurso").

 

Para un análisis más preciso de la altitud, nos fijamos no solo en el nivel general de una teoría o movimiento político, sino también de qué línea de desarrollo específica estamos hablando. En particular, ¿desde qué nivel se habla (la línea cognitiva)? Y, ¿a qué nivel se dirige (de la línea del yo o centro de gravedad, CdG)? Y en ambas líneas, ¿de qué nivel proviene y qué nivel o estrato social de electorado realmente aborda?, es decir, ¿cuál es el centro de gravedad del teórico y no solo eso sino también el de las masas a que se dirige?

 

Muchas de las teorías políticas, superan constantemente al nivel de sus lectores, es decir, sobreestimando su altitud. Karl Marx, por ejemplo, a menudo escribía intelectualmente desde el nivel verde, pero atraía a masas cuyo centro de gravedad era de nivel ámbar. Su "discurso" y "a quien se dirigía (las masas obreras)" eran muy diferentes. Esta confusión, brecha o distancia conllevó a que el Marxismo no pudo realmente ser transformativo a principios del siglo XX -apuntó demasiado alto como para tener efecto real en las estructuras sociales y en la integración de la sociedad que lo implementaba (ámbar).

 

El Capitalismo, por otro lado, con todos sus problemas, sin embargo, hablaba desde naranja a un gran número de individuos que en ese momento de la historia podían ciertamente entender la altitud naranja -y especialmente una audiencia de Ayn-Rand muriéndose de ganas de ir más allá del nivel ámbar, y sofocantemente conforme con algún tipo de individualidad real, aunque hiperinflada e instrumental- y así el capitalismo sirvió para abrir camino a la transformación para un gran número de sociedades, para lo mejor y para lo peor (lo cual es otra discusión). 

 

 

# 2: Autonomía / Comunión:

 

En la traslación (de la tercera escala principal) o acciones en un mismo nivel (permaneciendo en un estrato particular), se puede enfatizar la autonomía o la comunión. Ambas se encuentran bajo el impulso de Ágape en cualquier nivel, que es el impulso para conservar y preservar ese mismo nivel (y sus constituyentes de niveles inferiores que integra) utilizando una traducción o traslación saludable, de autonomía y comunión a ese nivel.

 

 

# 3: Progresión / Regresión:

 

Si un holón cambia de nivel (y no solo se llega a ver lo de arriba o lo de abajo, sino que se mueve hacia arriba o hacia abajo), ese cambio transformador puede ser de carácter progresivo o regresivo. La progresión normal, o transformación hacia arriba, es impulsada por Eros saludable (Eros no saludable es la represión, o Phobos, es decir, impulsado hacia arriba esencialmente por el miedo a lo sano de los estratos anteriores o por no saber diferenciar lo sano e insano de lo anterior), mientras que la regresión, o movimiento hacia abajo, es impulsado por Ágape aunque corrompido, que lo convierte Thanatos (es decir, impulso de disolución / muerte de un estrato para retroceder), por lo que la oposición Eros / Thanatos nos da la escala menor conocida como la escala de progresión / regresión).

 

El "Retorno al Origen", entonces, se convierte en la obsesión posmoderna, y esta falacia pre/pos (y su hiperbólico ataque a la razón) ha infectado a teóricos que van desde Nietzsche a Horkheimer y de Heidegger a Adorno. Ha infectado a cada forma de espiritualidad New Age y a muchas formas de psicología transpersonal; y también está en el corazón de mucha espiritualidad boomeritis. Y para deshacer este lío -que, repito, suele ser provocado, paradógicamente, por buenas intenciones, por corazones compasivos, por experiencias reales de estados no duales, y por razonamiento teórico a menudo brillante- se requiere una Teoría Integral, una teoría que pueda desenredar estas 3 falacias profundamente asentadas y así, al fin, poder honrar la verdad profunda de las tradiciones: a saber, que hay un reino superior o más profundo, de consciencia y ser, que el ofrecido por la racionalidad presente y por la mentalidad egoica y por la industrialización moderna, aunque sin el elevacionismo, anti-intelectualismo, y regresión a la que los Románticos, ahora vueltos retro-Románticos, abogan.

 

Una de las grandes cosas que ofrece la Teoría Integral, es una salida de este atolladero.

 

Así pues, recapitulando, hay un Eros insano, o transformación hacia arriba insana, que es Eros que no trasciende e incluye sino trasciende y reprime: por tanto, no es Eros saludable sino Phobos, miedo y represión. Y por otro lado, Thanatos impulsa la regresión; Phobos impulsa la represión (ese es un descubrimiento muy importante). Y, cualquier movimiento político que tienda a cualquiera de esos impulsos instituirá, ciertamente, alguna de esas formas de no-libertad.

 

La regresión mata todas las capacidades superiores; la represión mata todas las capacidades inferiores. Y, sin una perspectiva Integral, incluso aunque la teoría o práctica política quiera, no puede ni incluso divisar lo que está haciendo mal, y así, tristemente se confunde la naturaleza de los intereses y prácticas emancipatorias. En un intento de ayudar a crear más libertad y plenitud, tristemente crea menos.

 

La Teoría Integral, por otro lado, es una teoría y praxis profundamente emancipatoria. Y puede ofrecer

emancipación, transformación, y liberación... porque, francamente, puede avisarle de tales confusiones. Sabe cual es el camino que lleva hacia arriba, y cual hacia abajo. Y no los confunde.

 

 

# 4: Etapa / Estaciones.

 

¿A cuántos niveles de conciencia (o estratos sociales) se dirige auténticamente una teoría política? No es correcto decir que se está abarcando o teniendo en cuenta todo el espectro del desarrollo, si no puedes decir exactamente cómo dejar que el nivel rojo sea rojo y el ámbar sea ámbar, el naranja, naranja y el verde sea verde, y aún así pretender gobernar desde el nivel turquesa. Sin comprender eso, no se puede ser Integral.

 

Los adultos pueden detener su desarrollo en cualquiera de las etapas del desarrollo de los valores (siempre habrá adultos en nivel rojo y adultos en verde y adultos en nivel añil) y están en su derecho de quedarse en esos estratos de valores. En cualquier momento de la historia, el ideal político es dejar que cada etapa sea lo que es en sí misma, y gobernar desde la etapa razonablemente más alta disponible en un momento dado (hubo un tiempo en que era ámbar, y después naranja, y después verde, y hoy, esta cerca de ser esmeralda/turquesa).

 

 

Verde pretende que cambiará y transformará el mundo entero si, por supuesto, adoptas sus valores verdes. Pero verde odia a naranja, fulmina a ámbar, odia a rojo, piensa que turquesa es el anti-Cristo, etc. Verde trata honestamente de no marginar, pero sin un mapa Integral y un poco más de altitud en su visión, falla bastante estrepitosamente en conseguirlo. Así que, cualquier teoría política integral, debe especificar cómo integrar todos los niveles del espectro del desarrollo.

 

 

# 5: Regulador (sistema de gobierno) minimalista / maximalista.

 

Otra escala menor, que a veces es importante y puede incluirse, es el rol del controlador o regulador, que posee todo holón social (esta escala va desde el inexistente regulador del anarquismo, al "guardián" minimalista, y de ahí hasta el Estado maximalista, controlador al detalle.

 

Esta es la escala del Regulador, y generalmente la presentamos como Regulador minimalista / maximalista. Esta escala a menudo se superpone, pero, no obstante, es distinta, del eje mayor (# 2) individualista / colectivista (es decir, si bien es cierto que muchos colectivistas son intervencionistas estatales, algunos colectivistas desean lograr el colectivismo por medios distintos a la intervención estatal, como el naturalismo o comunitarismo local). Aunque el regulador minimalista / maximalista a menudo está involucrado en el eje individualista / colectivista debido a su frecuente superposición, esta es, sin embargo, una variable independiente.

  

 

Una Política Integral, simplemente, significa una política que incluya e integre todos esos aspectos. Cualquier política que falle en tener en cuenta todas esas dimensiones, está condenada a vagar en la

prisión de la parcialidad, cercenando y torturando, y esclavizando a aquellos que pretende ayudar y gobernar.


FUENTES DE ESTE ARTÍCULO: (en los siguientes enlaces sobre política integral AQAL).


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Comentarios: 2
  • #1

    Cristian (miércoles, 08 mayo 2019 00:50)

    Muchas gracias!!
    Muy esclarecedor!!

  • #2

    Valentina (domingo, 03 noviembre 2019 02:16)

    Que maravilla, me da mucha esperanza, mientras me recibía de Psicóloga en la Universidad De Buenos Aires, leía la obra de Ken Wilber y viví cierto "avasallamiento pluralista verde" vía el Constructivismo Social.
    Necesitamos como humanidad una la inclusión y trascendencia de esta gran torre de Babel.
    Y hoy día necesitamos especialmente una visión política inclusiva en el sentido de la Espiral de la Consciencia.
    Muchas Gracias!