La evolución del budismo

 

Este artículo es un breve resúmen del libro "El cuarto giro", de Ken Wilber, editado por Kairós.

 

El budismo ha experimentado 3 (o 4) grandes avances evolutivos, el primero de ellos, que sigue conservándose en las enseñanzas del Theravada, lo puso en marcha el buda Gautama histórico. El segundo fue llevado a cabo, en torno al año 200 d.C. por Nagarjuna, con su revolucionaria noción de shunyata, la Vacuidad radical o la Realidad última "incualificable", que busca limpiar la mente de todo concepto hasta llegar a experimentar la Realidad directamente. El tercer giro es el conocido como la escuela Yogachara, que dice que no sólo la Realidad última es Vacuidad, sino que también lo es la Mente última. Esta tercera ola del budismo fue puesta en marcha por los hermanos Asanga y Vasubandhu, y esa enseñanza acabó convirtiéndose en el fundamento del Tantra y el Vajrayana, originada en el siglo II d.C., y que floreció especialmente entre los siglos VIII y XI d.C. en la extraordinaria universidad india de Nalanda y prosiguió en las escuelas del budismo tibetano.

 

Cada uno de estos giros trasciende e incluye a sus predecesores, es decir que todos añadieron, a las enseñanzas originales de Buda, sus nuevas visiones.

 

Vayamos ahora a ver, con un poco de más detalle, cada una de esas fases por las que, en opinión de Wilber, evoluciona el budismo. 

 

1. El budismo primitivo, originado durante el siglo VI a.C., y como hemos dicho, hoy en día se halla representado por la escuela Theravada. Este busdismo original se fundó sobre nociones tales  como la diferencia entre samsara (fuente del sufrimiento) y nirvana (fuente de la iluminación), las tres marcas de la existencia samsárica, que son dukka (sufrimiento), anicca (la impermanencia) y anatta (ausencia de identidad del yo), y las cuatro nobles verdades: 1) la vida en el samsara es sufrimiento; 2) la causa de ese sufrimiento es el deseo o la identificación; 3) el sufrimiento concluye poniéndole fin al deseo o la identificación; y 4) hay una forma de acabar con el deseo, el Óctuple Sendero, que incluye la visión recta, la intención recta, el habla recta, la acción recta, el medio de vida recto, el esfuerzo recto, la atención plena recta y la conciencia unitiva recta. El objetivo de este budismo primitivo es salir del samsara y adentrarse en el nirvana.

 

 

 

 

2. El giro budista introducido por Nagarjuna, en torno al siglo II d.C., representado en la actualidad por la escuela Madhyamaka. Nagarjuna empezó a focalizar su atención en la extraña dualidad entre samsara y nirvana, que, en su opinión, escindía la realidad en dos y no provocaba la liberación, sino una forma sutil de ilusión. Nos viene a decir que si contemplas la realidad a través  de conceptos y categorías, la realidad se nos presenta como samsara, mientras que, despojada de conceptos y categorías, esa misma realidad es nirvana. Entonces samsara y nirvana son no dos (no duales). Las enseñanzas de Nagarjuna se basan en la doctrina de las dos verdades, según la cual existe una verdad relativa y una Verdad absoluta. La primera puede ser categorizada, pero no hay modo de categorizar la segunda. Cualquier categoría, cualidad o característica, solo tiene sentido en términos de su opuesto o de contrastes, mas la realidad última carece de opuestos o contrastes.

 

Nagarjuna afirma que no podemos decir que la Realidad última sea el Ser, el no ser, ambos o ninguno, tampoco podemos decir que sea el Yo (atman), el no yo (anatman), ambos o ninguno; que implique, explique, ambos o ninguno; que sea inmanente, trascendente, ambos o ninguno; que sea el Ahora temporal, la eternidad atemporal, ambos o ninguno... y lo mismo prodríamos decir de cualquier otra categoría o cualidad. Y es que cualquier concepto que neguemos solo tiene sentido en términos de su opuesto (liberado/encadenado; infinito/finito; temporal/atemporal; etc.). Aunque la Realidad última carece de opuestos, no es Vacío, no vacío, ambos ni ninguno, neti, neti, que significa ni esto ni aquello radical, excepto que neti, neti también se ve negado como característica.

 

La Vacuidad no está separada de lo que emerge. Y aunque no pueda ser dicho, sí que puede ser señalado o realizado directamente. La Vacuidad no es un reino separado de los demás, sino la Transparencia, Esencia, Esidad o Talidad de toda forma. Desde la perspectiva de la conciencia sin elección no conceptual, el mundo del samsara es el nirvana autoliberado. No se trata de un estado mental ni un estado de conciencia concreto, sino del entramado o esidad misma de la conciencia. Y esa noción del budismo madhyamaka de la Vacuidad, se convierte, a partir de entonces, en el fundamento de casi cualquier escuela budista Mahayana y Vajrayana posteriores.

 

 

3. El tercer giro evolutivo fue el de la escuela Yogachara, que si bien se originó en el siglo II, alcanzó su apogeo en torno al siglo IV d.C. con los hermanos Asanga y Vasubandhu, quienes establecieron los principios de las escuelas budistas conocidas como Yogachara o Cittamatrata. Intensifican el impulso a ver y realizar la unión entre Vacuidad y forma, e integrarlas aquí y ahora. Equiparan la Vacuidad a la Conciencia pura no construida (alaya-jnana), y postulan la idea de 8 o 9 niveles de conciencia, cada uno de los cuales refleja una trasformación descendente de la conciencia luminosa fundacional (alayajnana).

 

La primera de esas trasformaciones, da lugar a la conciencia almacén o alaya-vijnana (fragmentación que jalona, si se desconoce al alaya-jnana omniabarcador previo, el inicio del samsara como ilusión). Esta conciencia almacén también contiene, a modo de recuerdos colectivos, las experiencias resultantes de todos los seres humanos (e incluso de todos los seres sensibles) y las semillas de toda maduración kármica futura.

 

Esta es una versión especialmente lúcida de lo que los griegos llamaban arquetipos, es decir, las primeras formas producidas por el Espíritu al empezar a emanar o manifestar el mundo. La conciencia almacén del Lankavatara Sutra, como producto y acumulación contínua de acciones sometidas a cambio, crecimiento, desarrollo y evolución, también es un resultado parcial del proceso evolutivo. Y un beneficio añadido del despliegue en el tiempo de la noción de la conciencia almacén causal, es que contribuye a explicar la involución (o flujo) y la evolución (o reflujo).

 

El proceso de la involución se entiende como la creación del mundo manifiesto a través de sucesivas trasformaciones descendentes del Espíritu, a versiones cada vez más bajas. Del Espíritu al alma, del alma a la mente, de ahí a la vida y al cuerpo, y finalmente a la materia. Esa sería una versión de la Gran Cadena del Ser. Cuando la involución concluye, con el Big Bang, la materia irrumpe en la existencia, y empieza la evolución. De la materia salen cuerpos, de ahí se manifiesta la mente, al evolucionar la mente se llega al alma, y finalmente se reconoce al Espíritu como Fuente de Todo. Los vasanas o arquetipos del almacen causal del Lankavatara Sutra, son como recuerdos kósmicos o hábitos kósmicos o campos morfogenéticos, y reflejan, también, los efectos de la evolución, porque los recuerdos evolutivos forman parte de lo que se guarda ahí. Es decir, que los vasanas o arquetipos se trasforman y evolucionan de continuo, e influyen, vía involución, en todos los niveles inferiores y más densos del ser y de la conciencia.

 

Retomemos ahora la descripción de los niveles de involución del Espíritu según el Lankavatara Sutra. Después de alaya-vijnana viene un segundo nivel de alejamiento que en muchas escuelas de Yogachara denominan manas, que al salir del almacén causal, se convierte (al malinterpretarse) en la contracción y visión de uno mismo separado de todo lo otro. Añade espesor al velo del olvido o añade tinte al primer sutilísimo teñido de ayala-vijnana, y lo malinterpreta como un yo o un alma permanente.

 

La siguiente trasformación descendente, la tercera, crea la noción de objetos y de los sentidos que los perciben, que son 6, los 5 que conocemos en occidente, más la mente o manovijnana, que se considera un sentido más. Esos sentidos son considerados niveles, lo que nos da 8 niveles de descenso. En total 9 niveles si incluimos el alaya-jnana original y puro, no dual.

 

Para el Yogachara, la ilusión y el sufrimiento no están provocados por los fenómenos o acontecimientos o elementos manifiestos del samsara, sino por el hecho de verlos como objetos, es decir, de verlos separados a través de la dualidad sujeto-objeto. Este producto de la contracción dualista de manas y del alaya-vijnana convierte la Esencia pura e inmaculada en un mundo roto y fragmentado, el apego al cual genera esclavitud y sufrimiento.

 

No obstante, se puede deshacer esa confusión y volver a alaya-jnana, de no dualidad entre Vacuidad y forma. En el Yogachara, se ve más positivamente que en el Madhyamaka, la Vacuidad y la no dualidad como ausencia de dualidad entre el sujeto perceptor y el objeto percibido, lo que posibilita un mejor reconocimiento  de la resplandeciente Vacuidad en medio de la manifestación. Insistamos, pues, que no son los fenómenos manifiestos los causantes del sufrimiento, sino el error de interpretarlos o percibirlos como objetos separados de la conciencia. Y una vez separados, los deseamos o los poseemos, lo cual nos acaba generando sufrimiento.

 

Todo ello influyó directamente en la creación del Tantra y del budismo Vajrayana (algunos eruditos del budismo consideran al Tantra y Vajrayana como el cuarto gran giro, aquí lo trataré como dentro del tercero). El Tantra se desarrolló sobretodo en la universidad india de Nalanda, entre los siglos VIII y XI d.C. Gracias a la unión entre Vacío y forma, en el Tantra muchas cosas que en el budismo primitivo eran consideradas perniciosas, se convierten en semillas de la gran sabiduría. Lo que antes eran venenos como la ira y otras pasiones que habían sido consideradas como "bajas" y se habían reprimido, se abordan directamente con la conciencia no dual, hasta que revelan su sabiduría esencial. Por ejemplo el alcohol, la comida, el sexo... eran considerados ornamentos del Espíritu. Todo eso también se aplica a los pensamientos, sentimientos y acciones, que en el fondo son expresiones de la divinidad. Nirvana y samsara no son dos reinos diferentes, fragmentados, sino aspectos coemergentes, complementarios, mutuamente dependientes de una única Realidad total, despojados de todo rasgo distintivo. La iluminación trasciende e incluye la totalidad del mundo manifiesto. El infierno sería identificarnos con ornamentos distintos de lo divino, sin conciencia de ello, estar sumidos en un cielo verdadero, pero despojado de Espíritu, despojado de Vacuidad. Basta en reconocer la Vacuidad o el Espíritu en todo lo mundano, para deshacer la ilusión del infierno.

 

 

 

4. El cuarto giro del budismo, se estaría dando ahora, desde la mirada integral que propone Ken Wilber y muchos otros autores. La cuestión es que la Vacuidad o Libertad, no cambia. La experiencia de la Vacuidad o del Espíritu puro es lo que es, en el pasado, en el presente o en el futuro. Aunque la Plenitud de la forma sí que cambia y evoluciona. Hoy en día tenemos acceso a las grandes tradiciones de sabiduría premodernas, a los sorprendentes avances realizados por la modernidad en el campo de la ciencia, y a las sofisticadas comprensiones de la postmodernidad sobre la naturaleza contextual y construida de las verdades relativas. Hoy conocemos verdades que hubiesen asombrado a la mente premoderna, desde la naturaleza de la actividad cerebral, hasta los extraordinarios despliegues de una evolución autoorganizada y autotrascendente. Lo que se necesita una nueva visión para integrar las verdades parciales de la premodernidad, la modernidad y la postmodernidad, y esa es la visión que ofrece la Teoría Integral, que incluye e integra estos paradigmas mencionados, en una nueva visión más plena de la realidad manifiesta.

 

Esa nueva visión incluye las 4 perspectivas primordiales (interioridad, exterioridad, individual y colectivo), incluye las diferentes dimensiones o líneas de desarrollo del ser humano (desarrollo moral, cognitivo, emocional, de valores, espiritual, etc.), las cuales transcurren por niveles u olas del desarrollo universales. También existen tipologías en nuestro ser encarnado, que es bueno tener en cuenta, y que podemos experimentar estados de conciencia ordinaria y estados de cada vez más sutiles. Aunque en el presente artículo no explicaré los detalles de cada uno de los elementos de la Teoría Integral, sino que simplemente, a los interesados en ese cuarto giro o evolución del budismo, les invito a leer el libro de Ken Wilber, titulado "El cuarto giro", o a hacer mi curso online automatizado sobre Teoría Integral.

 


Deseo inscribirme para recibir notificaciones cuando haya novedades


Descárgate en PDF (texto) y MP3 (audio) todos los artículos de este blog por sólo 20€

Artículos en PDF + MP3
e-mail
Nombre y apellidos

Curso "felicidad integral" y Meditaciones integrales

Una de las cosas más interesantes que te vas a encontrar en mi curso "Senda a la felicidad integral" son las 12 meditaciones del espectro de la conciencia. Una meditación por cada nivel.

 

Estas meditaciones, basadas en la Teoría Integral de Ken wilber, empiezan por el nivel más básico, el infrarrojo, y van ascendiendo, transportando tu conciencia de forma natural hasta los niveles más elevados. ¡Es un viaje interior apasionante!

 

Por ejemplo, en la meditación del primer nivel, practicarás atención plena sobre tu impulso de "hambre", para integrarlo (en caso de que no esté bien integrado) y trascenderlo. Esa práctica puede curar problemas con ese impulso, ya sean por adicción o por disociación.

 

Este tipo de meditaciones son algo novedoso, pues no son meditaciones al uso, no son meditaciones de estado, no son meditaciones del ámbito del despertar, son meditaciones de estructura, de la dimensión del crecer, y siéndote sincero, no encontrarás muchas meditaciones para crecer estructuralmente y limpiar, ya que la mayoría son meditaciones para lograr estados elevados (lo cual está genial, aunque en internet puedes encontrar miles de meditaciones de este tipo), no del tipo de meditaciones que aquí te ofrezco (para crecer). Así pues, en este sentido, son unas meditaciones muy especiales y con elevadísimo potencial transformador para ti.

 

Si te interesa saber más sobre estas meditaciones o sobre el curso entero, ponte en contacto conmigo por e-mail :) CLICA EN LA SIGUIENTE IMAGEN PARA ADQUIRIRLAS.

Escribir comentario

Comentarios: 0